Después de 24 años de democracia y gobiernos ininterrumpidos del Partido Justicialista, Santa Fe tomó la opción histórica que se le presentaba: Frente Progresista, Cívico y Social. El camino emprendido en nuestra provincia quedará marcado en la historia nacional, eso es seguro, pero lo trascendente de este tiempo histórico –valga la ambigüedad- es el presente.
Pocas semanas atrás el senado provincial le dijo NO al proyecto de Reforma Tributaria del gobierno provincial con muy livianos argumentos. La posición de embestida de los “caudillos departamentales” limitó de forma abrupta las posibilidades de desarrollo a todos los habitantes, y aunque ya conocíamos la miopía de los senadores, algún atisbo de razón se aguardaba de parte de ellos.
Esta definición del justicialismo provincial basada en el argumento de “no impuestazo” no hace más que sostener el actual orden de cosas imperante, ya que cuando Hermes Binner asumió la gobernación, lo hizo con un presupuesto definido por la anterior gestión y no tuvo más que “administrar” lo que le dejaron.
De esa forma, durante todo el 2008 la provincia de Santa Fe abordó los aumentos a los trabajadores del Estado, la inversión en educación y salud, en producción, en obras de infraestructura con los recursos definidos por la anterior gestión.
Pero solo asumir que el problema es de “cantidad de dinero disponible” es una falacia. La actual estructura tributaria provincial es profundamente regresiva. El gobernador lo menciono en numerosas ocasiones a través de un ejemplo ilustrativo: “¿como puede ser justo que una peluquería pague ingresos brutos y una petrolera no…?”. Planificar la inversión de recursos del Estado es también discutir y juzgar la mejor forma de conseguir esos recursos a invertir.
Desde el 2001 a la fecha las finanzas provinciales dependen más y más del dinero que envía el gobierno nacional. Ello no solo implica que se esta atado a la “buena voluntad” de la presidenta, además implica que las finanzas provinciales año tras año desaparecen. Y lo hacen en una provincia que a nivel productivo privado no detiene su crecimiento. Allí esta el centro del debate de la Reforma Tributaria que lo senadores justicialistas se negaron siquiera a discutir, levantando aromáticamente la mano amparados en la mayoría dudosamente democrática que les permite la actual constitución.
Los representantes legítimamente electos por los habitantes de 14 departamentos provinciales se escudan detrás de una práctica política pseudofeudal, donde lo único que prima es la subsistencia política ellos mismo. Ahora intentan retomar el control de los recursos públicos sin siquiera interesarse ni defender las necesidades de la población, de las comunas e intendencias de los departamentos que representan en la cámara alta.
lunes, 13 de octubre de 2008
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